Ciclos
Un ciclo se ha cerrado para Aline, ayer fue su examen de titulación y, tal y como yo lo esperaba y Aline insistía en dudar, le fue muy bien. Más que bien, diría yo, ya que, de manera sorpresiva y sin buscarlo ni esperarlo, obtuvo una calificación aprobatoria con mención honorífica.
No hay palabras para expresar nuestra sorpresa con el anuncio. Literalmente todos abrimos los ojos al escuchar las palabras del jurado. Bueno, una excelente culminación para tan prolongado esfuerzo de su parte.
Pero este evento significa mucho más para la familia Cobá. Mucha presión, tensión y frustraciones mágicamente se dispersan y se convierten en recuerdos que día a día se volverán más tenues y desprovistos de la fuerza que en su momento tuvieron. Unas cuantas palabras del jurado marcan un antes y un después para Aline. Un antes que le pesaba constantemente como una cadena atada a su pie. Ahora ya no es así. Ya es libre, literalmente, de olvidarse de la filosofía, por decirlo de alguna manera, y de dedicarse a cosas nuevas, principalmente a lo que, en los últimos meses, se ha convertido en una nueva motivación: la curaduría.
Y yo estoy más que feliz, no sólo por el hecho de que haya terminado esa etapa de su vida, sino porque iniciamos ahora una nueva etapa juntos, los tres, Tristán incluido, que promete mucha felicidad.
Adelante nos esperan: curso de curaduría para Aline, de creación literaria para Aline y para mi, de verano para Tristán; tiempo para estar juntos y ver películas, ir al cine, ir por nuestros acostumbrados cafés, ir a los viveros, a Coyoacán, a Puebla, a Tepoztlán, otra vez a Cancún, a New York; solicitar las becas para Europa, las becas de arte para Aline; y lo que vaya saliendo. En fin, una atadura menos al pasado, mucha fuerza para seguir caminando juntos.
Por eso es que este evento es tan significativo. Por eso estamos celebrando. Por eso estamos felices.