Hoy es domingo, un domingo como tantos, aunque este está nublado y nosotros enfermos. Cansados. Cansados de lo cotidiano y de las fiestas que rompen lo cotidiano. Desveladas, desmañanadas. Cansancio.
Tristán está imparable. Agotador. Ahora que camina es muy difícil aguantarle el paso. Yo tengo gripe, Aline tiene la espalda lastimada. Tristán sigue camine y camine. Hermoso. Y agotador.
En este momento esta en su sillón favorito. Recién acaba de tomar su jugo. Esta “platicando” con su perro de peluche. Aline recostada para aliviar el dolor de su espalda, yo aqui escribiendo.
Estas semanas que han pasado han sido grises. Al menos para mí. No he sentido ganas de hacer nada. Trabajo, curso, transporte público, problemas del trabajo que una vez que cruzas la puerta de salida parecen tan irreales, tan poco merecedoras del estres al que nos sometieron.
Nos mandaron a curso de certificación de una tecnología que no me gusta (es como programar jsp hace 6 años: javascript, html, codigo en una sola página. spaguetti code). Dos semanas de absoluto aburrimiento, desesperación por no aprender algo nuevo, algo INTERESANTE. Además sin internet. Sólo con Windows y sin internet. Es como mi idea del infierno. Al menos estaba instalado el Spider. Pero luego de 30 juegos también es aburrido. Leí 2 libros en ese curso.
Me falta motivación, los libros que comencé a escribir siguen detenidos. Y yo sin ganas de continuarlos. Las tres ideas que tenía para proyectos propios siguen en eso, en ideas.
El tiempo sigue pasando, día tras día, sin detenerse. Sin esperarnos.
Ojalá nos esperara.