3 Semanas
Mañana Tristán cumple 3 semanas.
Hace 3 semanas Aline tenía contracciones y estábamos decidiendo si adelantábamos el parto. Hace 3 semanas estabamos emocionados pero al mismo tiempo un poco incrédulos de que estuviéramos a un paso de ver a nuestro niño. De alguna manera era algo que sabias con la cabeza pero que aún no asimilabas con el corazón.
Fast forward al día de hoy. Todo es distinto. Tristán es una presencia real, constante y absorbente que requiere de completa atención (hasta cuando duerme). Por un lado están los pequeños inconvenientes: desvelos, estrés por no saber que hacer cuando llora, gastos fuera de control. Pero todo esto se compensa enormemente cuando lo ves dormir, completamente indefenso y dependiente de los cuidados que nosotros le proporcionamos. O cuando lo ves despierto y mirando al infinito, y te preguntas que pensará, si es que piensa en algo. O cuando notas como reacciona a mi voz cuando llego de trabajar y me reconoce. Son cosas simples, pero de cosas simples se compone la felicidad.
Hemos aprendido a cambiarlo, a bañarlo (aunque lo detesta con pasión), a darle de comer y sacarle el aire, a vestirlo, a cargarlo y a otras muchas cosas más, tan insignificantes si las miras desde la perspectiva de alguien que no ha tenido hijos (como nosotros hace sólo tres semanas), pero tan absolutamente importantes para que el bebé pueda sobrevivir.
Te brinda una nueva perspectiva de la vida y la responsabilidad.Te das cuenta de todo lo que hicieron tus papás y del esfuerzo tan grande que fue para ellos el hacerlo. Te das cuenta de que no importa el cansancio, el desvelo, la desesperación por el llanto. Te das cuenta de que todo eso no es nada con tal de asegurarle a tu hijo protección, bienestar, tranquilidad.
Es un lugar común, lo sé. Tan trillado que dudo en escribirlo, pero es la verdad absoluta, tal como sólo la sabiduría popular puede serlo: No aprecias en su totalidad a tus padres hasta que eres padre.
Y así iniciamos esta etapa. Aprendiendo a un ritmo acelerado cosas que nunca pensaste que eran importantes. Es cierto también que nos faltan aún muchas cosas por vivir pero estas tres semanas han sido, para Aline y para mi, un aprendizaje constante y una etapa inolvidable.
Otra cosa que no podemos dejar de agradecer es la ayuda que nos han brindado la familia y los amigos.
Seguiremos aprendiendo